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El mundo de las tecnologías es dinámico, sorprendente y apasionante….y al mismo tiempo, también puede ser todo lo contrario 🙂
Sabemos que la tecnología es una herramienta poderosa que nos permite alcanzar grandes propósitos, aunque a veces sucede que nos deslumbra hasta tal punto que compramos una característica concreta sin atender el proceso completo que afecta al negocio.
El resultado es que la experiencia que se genera no es fluida, genera insatisfacción y se debe invertir más tiempo y dinero en recursos para alcanzar la tarea que tiene encomendada.
Por poner un ejemplo, cualquier empresa tiene innumerables procesos, el de ventas, fabricación (si fabricamos), el proceso de calidad, de compras, de pagos, de atención al cliente,…etc.
Estos procesos pueden ser automatizados y unificados gracias a la tecnología de forma que obtengamos resultados con mayor bienestar para las personas implicadas(clientes, colaboradores, socios) y eficiencia en tiempo y costes, y además, podamos tener acceso en tiempo real a la información de negocio que necesitamos para tomar mejores decisiones.
En el momento que nos planteamos buscar la mejor tecnología para llevarlo a cabo, aparecen opciones, muchas debido a la rápida evolución que tiene la tecnología, y es aquí cuando nos planteamos cuál seria la mejor para nuestra empresa o negocio.
Pienso que es útil que te diga que no existe ninguna tecnología perfecta, sino más adecuada para tu necesidad, empresa y contexto.
Por ello, es imprescindible poder analizar desde el comienzo, y desde la experiencia y el conocimiento, cuales son realmente las necesidades que tiene tu empresa, las bases del proceso que utilizais para solventarlas, y luego, ver de qué forma, y teniendo muy en cuenta las personas que van a interactuar con el proceso, la tecnología puede ayudarnos a alcanzarlas.
Para poder definir bien los requerimientos utilizaremos un documento funcional que recogerá de forma conceptual, pero también detallada a nivel de tareas y necesidades, y junto a las personas que van a utilizarlo, los requerimientos que éste proceso tiene.
Desde el documento funcional, y con la experiencia y conocimiento, se podrá analizar las opciones tecnológicas necesarias, y finalmente podrás realizar una búsqueda y elección más concreta y adaptada al proceso de tu empresa.
Resulta muy interesante, y a la vez también aporta cierta dosis de tranquilidad para los directivxs de una empresa, saber que actualmente y más que nunca, la opción de interconectar sistemas es más accesible y fácil que nunca.
Existen unos «conectores» que se llaman APIs que permiten que un sistema «hable» con el otro, y gracias a ésto, si por ejemplo, las necesidades de tu empresa definen a un determinado ERP (gestión recursos ) pero por otro lado, determinas que es mejor un CRM (gestión clientes) de otro fabricante de software distinto al ERP, puedes valorar la opción de conectarlos con ésta API.
Gracias a éstos conectores, resulta muy útil también e desarrollo a medida porque no existe ningún aplicativo más adaptado que aquel que te desarrollan para ti expresamente. Como es obvio, también existen sus contras y deberás asegurar que la tecnología con la que hacen el aplicativa está en tendencia para tener soporte durante mucho tiempo, y que existen alternativas en el mercado en términos de servicio de soporte.
Hemos hablado de la tecnología de las aplicaciones, pero el planteamiento aplica a cualquier otra que pueda ayudar a tu empresa a tener procesos más fluidos y a que aporten bienestar a las personas que los utilizan. Podría hablar de la movilidad, de los sistemas basados en la internet de las cosas #iot, o de los automatismos que no son tan visibles como un aplicativo pero que aportan grandes beneficios.
A mi modo de ver, la prioridad debe estar en empezar por el principio, y esto es dejar la elección de la tecnología para el final, y definir muy bien qué queremos y cómo hacerlo de forma fluida y que aporte bienestar a las personas implicadas