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Las 3 principales barreras que tiene una empresa para alcanzar la transformación digital
¿Si las tecnologías digitales son tan beneficiosas en la consecución de los objetivos de una empresa por qué no todas las están aprovechando?
¿Por qué ha sido necesario un cambio de contexto tan radical para acelerar estas iniciativas “digitales” en muchas de las empresas?
Se afirma que en los últimos meses, el contexto Covid ha propiciado la activación o aceleración de proyectos en el ámbito transformativo equivalente al de varios años.
Resulta curioso y muy de perogrullo ver cómo estas tecnologías ya existían, y eran utilizadas por empresas, aunque no por todas a pesar de su demostrada eficiencia y valor.
Por ejemplo, ganar tiempo y aumentar la conciliación de las personas gracias al poder trabajar desde casa ha requerido de un confinamiento para no dejar otra alternativa a las empresas que aún no lo habían aplicado.
Lo mismo ha sucedido con la activación de las ventas desde los canales digitales, tanto para las empresas que venden a otras empresas (B2B), como para aquellas que lo hacen a consumidores finales (B2C) mediante tiendas online o venta en marketplaces.
Seguramente puedan existir diferentes razones en función del sector de actividad y la tipología de empresa, que expliquen éste retraso, pero ojo, también que sigan siendo una barrera incluso en momentos de imperativa necesidad como la actual.
A mi modo de ver podemos agruparlas tres principalmente:
- Mentalidad: la principal barrera para activar la transformación digital sin duda está en la mentalidad, y con esto, me refiero a la aversión al cambio que tenemos como especie. En ocasiones, sabiendo lo que tenemos que hacer preferimos no hacerlo porque supone salir de nuestra zona de confort, porque las cosas ya funcionan, o incluso, porque nos genera cierto temor el desconocimiento de saber qué tenemos que hacer exactamente. Todas estas emociones afectan a nuestras empresas y negocios, más cuando tenemos que activar cambios.
Sin duda, encontraremos empresas más avanzadas al cambio, a experimentar y a la activación de nuevas iniciativas, incluso cuando éstas pongan en “riesgo” el status quo establecido en pro de crear nuevos canales de venta, dar mayor eficiencia a los procesos gracias a la innovación.
Definir un plan de transformación digital que identifique y priorice las distintas iniciativas para alcanzar los objetivos requiere de humildad (para aceptar que hay cosas que deben cambiarse o hacerse distinto), valentía (para activar las hipótesis que nos validen con datos las iniciativas ) y apertura de mente (con la que aceptar planteamientos innovadores)
- Conocimiento y experiencia: hace ya ciertas décadas que existe el cambio tecnológico, aunque la pequeña gran diferencia es la velocidad y magnitud al que se produce actualmente.
Hablamos de un cambio exponencial, lo que implica mayor dificultad seguirlo a nivel competencial.
Es decir, difícilmente podemos estar a la última en cuanto a recursos especializados y experiencia, aunque sí que nos resultará más fácil estarlo a nivel de conocimiento de las opciones que podemos tener para alcanzar los objetivos de nuestra empresa.
Se trata de evaluar, y encontrar el equilibrio, entre invertir en formación y conocimiento propio y la compra del mismo en proveedores que ya dispongan de él.
Dada la velocidad exponencial del cambio, actualmente resulta más rentable que nunca la compra de “tiempo” si este supone un riesgo de no activar la iniciativa prevista en tiempo y forma.
- Continuidad y seguimiento: de nada sirve que que decidamos activar el plan de cambio en nuestra empresa, invertimos en recursos propios o externos para la implementación pero no demos el tiempo ni recursos al seguimiento.
Es decir, seguir la consecución o desvío en las hipótesis que consolidarán las iniciativas activadas es una tarea fundamental desde dentro de la empresa.
Para ello será útil la definición y designación de los responsables de la transformación digital de la empresa.